8 mar 2014

Mary Wollstonecraft


Retrato de Mary Wollstonecraft, de John Keenan
«En 1791, la francesa Olympia de Gouges había ya redactado una Declaración de los derechos de la mujer en respuesta a la Declaración de los derechos del hombre. Acabó en la guillotina. Mary Wollstonecraft consideraba también que la defensa de los derechos de la mujer era la puesta en práctica y la puesta a prueba de los derechos humanos. Su escrito sedicioso anticipaba los principales argumentos de las feministas : la discriminación de la mujer tiene sus raíces en una socialización que, en lugar de ocuparse del desarrollo de las facultades intelectuales, exige únicamente una buena capacidad de adaptación. La cuestión de la mujer era una cuestión de hombres (la sumisión de la primera era la base de la superioridad de los segundos), aunque seguía también siendo una cuestión de mujeres : en efecto, según su observación, eran demasiadas las mujeres que colaboraban con aquellos que les rendían homenaje a primera vista y las despreciaban a la segunda. La mujer era también responsable del estatus de menores al que estaba relegada; el culto a la sensibilidad femenina no hacía más que reforzar la dependencia real de la mujer. También Mary Wollstonecraft exigió ni más ni menos que una “revolución de los modelos femeninos"».


(BOLLMANN, Stefan. Las mujeres que escriben también son peligrosas. 2ª ed. Madrid: Maeva, 2007, p. 51).


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