29 nov 2016

La voz de la lluvia




¿Y quién eres tú?, le dije al aguacero que caía suavemente,
Y, cosa extraña, me dio la respuesta que así traduzco:
Soy el Poema de la Tierra, dijo la voz de la lluvia,
Eternamente me elevo impalpable desde la tierra y desde el
mar sin fondo.

23 nov 2016

Diálogo en el bosque


¿Fue posible que yo no te supiera
cerca de mí, perdido en las miradas?

Los ojos me dolían de esperar.
Pasaste.

Si apareciendo entonces
me hubieras revelado
el país verdadero en que habitabas.

Pero pasaste
como un Dios destruido.

Sola, después, de lo negro surgía
tu mirada.


(GIL DE BIEDMA, Jaime. Las personas del verbo.Palencia: Cálamo, 2009, p. 38).

18 nov 2016

La intimidad de la lectura

    «Si pensamos en la parte de las grandes lecturas que debemos a la Escuela, a la Crítica, a todas las formas de publicidad, o, por el contrario, al amigo, al amante, al compañero de clase, o a veces incluso a la familia –cuando no coloca los libros en el estante de la educación–, el resultado es claro: las cosas más hermosas que hemos leído se las debemos casi siempre a un ser querido. Y a un ser querido será el primero a quien hablemos de ellas. Quizá, justamente, porque lo típico del sentimiento, al igual que del deseo de leer, consiste en preferir. Amar, a fin de cuentas, es regalar nuestras preferencias a los que preferimos. Y estos repartos pueblan la invisible ciudadela de nuestra libertad. Estamos habitamos por libros y por amigos».


(PENNAC, Daniel. Como una novela. 8ª ed. Barcelona: Anagrama, 2001, p. 84).

10 nov 2016

Ser persona

«¿Seguirá siendo utópico pensar que algún día la sociedad tendrá una conformación, una estructura análoga a la de persona humana? Que se logrará, por fin, un régimen que se comporte como una persona en su integridad. Requisito indispensable de ello es el que aparezca la imagen de la persona humana, de que se tenga conciencia de ella, pues se trata de una realidad tal que necesita ser pensada y querida, sostenida por la voluntad para lograrse. Para ser persona hay que querer serlo, si no se es solamente en potencia, en posibilidad. Y al querer serlo se descubre que es necesario un continuo ejercicio, un entrenamiento».


(ZAMBRANO, María. Persona y democracia. 2ª ed. Madrid: Siruela, 2004, p. 192).

3 nov 2016

La memoria de las palabras

   
La forma del azul, de František Kupka
«Fue Aureliano quien concibió la fórmula que había de defenderlos durante varios meses de las evasiones de la memoria. La descubrió por casualidad. Insomne experto, por haber sido uno de los primeros, había aprendido a la perfección el arte de la platería. Un día estaba buscando el pequeño yunque que utilizaba para laminar los metales, y no recordó su nombre. Su padre se lo dijo: “tas”. Aureliano escribió el nombre en un papel que pegó con una goma en la base del yunquecito: tas. Así estuvo seguro de no olvidarlo en el futuro. No se le ocurrió que fuera aquella la primera manifestación del olvido, porque el objeto tenía un nombre difícil de recordar. Pero pocos días después descubrió que tenía dificultades para recordar casi todas las cosas del laboratorio. Entonces las marcó con el nombre respectivo, de modo que le bastaba con leer la inscripción para identificarlas. Cuando su padre le comunicó su alarma por haber olvidado hasta los hechos más impresionantes de su niñez, Aureliano le explicó su método, y José Arcadio Buendía lo puso en práctica en toda la casa y más tarde lo impuso a todo el pueblo.