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9 may 2016

Florilegio de mayo


Espíritu de la primavera  (1894),   
de Alfons Mucha
Huertos de manzanos, los árboles vestidos de flores;
Trigales alfombrados por todas partes con el verdor vital de
            esmeralda;
La frescura eterna, inagotable de cada madrugada;
La bruma amarilla, auréa, diáfana, del sol delicioso de la tarde;
Las lilas erguidas, con sus profusas flores purpúreas o blancas.


(WHITMAN, Walt. Hojas de hierba. Barcelona: Tesys,1986, p. 656).

23 nov 2014

Pecado de silencio



Artes, Música  (1898),  de Alfons Mucha
«Es la más grave de todas mis culpas pero, en fin, la he cometido. Pequé de silencio ante ti y ante mí. Cuando el silencio se instala dentro de una casa, es muy difícil hacerlo salir; cuanto más importante es una cosa, más parece que queremos callarla. Parece como si se tratara de una materia congelada, cada vez más dura y masiva: la vida continúa por debajo, sólo que no se la oye. Woroïno estaba lleno de un silencio que parecía cada vez mayor y todo silencio está hecho de palabras que no se han dicho. Quizás por eso me hice músico. Era necesario que alguien expresara aquel silencio, que le arrebatara toda la tristeza que contenía para hacerlo cantar. Era preciso servirse para ello, no de las palabras, siempre demasiado precisas para no ser crueles, sino simplemente de la música, porque la música no es indiscreta y cuando se lamenta no dice por qué. Se necesitaba una música especial, lenta, llena de largas reticencias y sin embargo verídica, adherida al silencio para acabar por meterse dentro de él. Esa música ha sido la mía. Ya ves que no soy más que un intérprete, me limito a traducir. Pero sólo traducimos nuestras emociones: siempre hablamos de nosotros mismos».


(YOURCENAR, Marguerite. Alexis o el tratado del inútil combate.  Madrid: Alfaguara, 1992, p. 38-39).

20 oct 2013

Otoño llameante


Otoño  (1896), de Alfons Mucha


El viento despierta,
barre los pensamientos de mi frente
y me suspende
en la luz que sonríe para nadie:
¡cuánta belleza suelta!
Otoño: entre tus manos frías
el mundo llamea.


Otoño

(1933)


Octavio Paz

21 mar 2013

El origen de la primera palabra de un verso

Artes, Poesía (1898),  de Alfons Mucha
«Pues los versos no son, como la gente cree, sentimientos (se los tiene demasiado pronto) sino experiencias. Para escribir un solo verso es necesario ver muchas ciudades, hombres y cosas; es preciso conocer los animales, hay que sentir cómo vuelan los pájaros y conocer qué movimiento hacen las pequeñas flores cuando se abren por la mañana. Es necesario poder pensar otra vez en los caminos de las regiones desconocidas, en encuentros azarosos y en separaciones largamente presentidas; en aquellos días de infancia cuyo secreto permanece oculto, en los padres a los que hacíamos daño cuando nos traían una alegría que no comprendíamos (era una alegría para otros); en las enfermedades de la infancia que comienzan singularmente con tan profundas y graves transformaciones; en los días pasados en habitaciones silenciosas y recogidas, y en las mañanas junto al mar; en el mar sobre todo, en los mares, en las noches de viaje que murmuraban allá en lo alto y volaban con todas las estrellas –y todavía tampoco alcanza saber pensar en todo esto–.

3 feb 2013

Febrero



Invierno (1896),  
de Alfons Mucha




Febrero es luz en círculo desnuda...
Entrando en él, un tallo al sur del círculo
su diámetro erecto multiplica:
¡prende a un trigal su pacto con el viento!


(PRADOS, Emilio. Circuncisión del sueño. Valencia: Pre-textos, 1981, p. 27).