Llega el primer frío
de diciembre—ni un
Solo grillo
First December cold
wave—not even
One cricket
(KEROUAC, Jack. Libro de haikus. Madrid: Bartleby, 2007, p. 16-17).
Ágora donde iniciar historias sobre libros, naturaleza, arte y poesía; donde hallar las palabras soñadas o queridas, sin la perspectiva del tiempo... como en una biblioteca.
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6 dic 2023
30 nov 2023
Carta de noviembre
La ciudad soñada (2017), de Li-Shu Chen |
Amor, el mundo
cambia de pronto, cambia de color. La luz de la farola
segmenta en dos las vainas del laburno,
esas colas de rata, a las nueve de la mañana.
Y este pequeño círculo
negro es el Ártico,
con sus hierbas sedosas y leonadas, como pelusa de bebé.
El verde está en el aire,
mullido y delicioso.
Me recoge amorosamente.
15 oct 2023
Una luz
Esta luz cobre, la que más me ayuda
en tareas de amor y sosiego,
me saca fuerzas de flaqueza. Este
beneficio que de vicioso aliento
hace rezo, cariño de lascivia,
y alza de la ceniza llama, y da
a la sal alianza; estos minutos
que protegen, montan y ensamblan treinta
años, poniendo en ellos sombra y mimo,
perseverancia y humildad y agudo
sacrificio, esta gracia, esta hermosura,
esta tortura que me da en la cara,
luz tan mía, tan fiel siempre y tan poco
duradera, por la que sé que soy
sencillo de reseña, por la que ahora
vivo sin andamiajes, sin programas,
sin repertorios. A esta luz yo quiero,
de tan cárdena, cobre. Luz que toma
cuerpo en mí, tiempo en mí, luz que es mi vida
porque me da la vida: lo que pido
para mi amor y para mi sosiego.
(RODRÍGUEZ, Claudio. Poesía completa (1953-1991). Barcelona: Tusquets, 2001, p. 201).
en tareas de amor y sosiego,
me saca fuerzas de flaqueza. Este
beneficio que de vicioso aliento
hace rezo, cariño de lascivia,
y alza de la ceniza llama, y da
a la sal alianza; estos minutos
que protegen, montan y ensamblan treinta
años, poniendo en ellos sombra y mimo,
perseverancia y humildad y agudo
sacrificio, esta gracia, esta hermosura,
esta tortura que me da en la cara,
luz tan mía, tan fiel siempre y tan poco
duradera, por la que sé que soy
sencillo de reseña, por la que ahora
vivo sin andamiajes, sin programas,
sin repertorios. A esta luz yo quiero,
de tan cárdena, cobre. Luz que toma
cuerpo en mí, tiempo en mí, luz que es mi vida
porque me da la vida: lo que pido
para mi amor y para mi sosiego.
(RODRÍGUEZ, Claudio. Poesía completa (1953-1991). Barcelona: Tusquets, 2001, p. 201).
21 nov 2022
Mi invitada de noviembre
7 nov 2022
El descubrimiento de hoy en nuestro paseo por el campo
Siete de noviembre
El último
Frágil grillo
November the seventh
The last
Faint cricket
(KEROUAC, Jack. Libro de haikus. Madrid: Bartleby, 2007, p. 22-23).
El último
Frágil grillo
November the seventh
The last
Faint cricket
(KEROUAC, Jack. Libro de haikus. Madrid: Bartleby, 2007, p. 22-23).
31 oct 2022
El otoño
Tannenwald (1902), de Gustav Klimt. |
Encanto de tus otoños infantiles, seducción de una época del año que es la tuya, porque en ella has nacido.
La atmósfera del verano, densa hasta entonces, se aligeraba y adquiría una acuidad a través de la cual los sonidos eran casi dolorosos, punzando la carne como la espina de una flor. Caían las primeras lluvias a mediados de septiembre, anunciándolas el trueno y el súbito nublarse del cielo, con un chocar acerado de aguas libres contra prisiones de cristal. La voz de la madre decía: "Que descorran la vela", y tras aquel quejido agudo (semejante al de las golondrinas cuando revolaban por el cielo azul sobre el patio), que levantaba el toldo al plegarse en los alambres de donde colgaba, la lluvia entraba dentro de la casa, moviendo ligera sus pies de plata con rumor rítmico sobre las losas de mármol.
21 oct 2022
Mar en otoño
El embravecido sonidode las olas en otoño
He caminado de la mañana a la noche.
(SANTÔKA, Taneda. Saborear el agua: 100 haikus de un monje zen. Madrid: Hiperión, 2004, p. 55).
14 oct 2022
Este cielo
Otoño en mi ciudad, de Olga Kvasha |
llamarada del día
que proclama que el día ha terminado
cuando aún es de día.
El acorde final que,
resonante,
dice el fin de la música
mientras la música se oye todavía.
Este cielo de otoño
su imagen remansada en mis pupilas,
piadosa moratoria que la tarde concede
a la débil penumbra que aún me habita.
(GONZÁLEZ, Ángel. El otoño y otras luces. Barcelona: Tusquets, 2001, p. 19).
6 oct 2022
Creer
Imperceptible,
el viento
acaricia la arboleda que roza,
desprende las hojas en las que se despide.
Creer, orar, es palpitar el nacer.
en cada brizna que va muriendo.
(MUJICA, Hugo. Y siempre después del viento. Madrid: Visor, 2011, p. 38).
el viento
acaricia la arboleda que roza,
desprende las hojas en las que se despide.
Creer, orar, es palpitar el nacer.
en cada brizna que va muriendo.
(MUJICA, Hugo. Y siempre después del viento. Madrid: Visor, 2011, p. 38).
9 dic 2021
Casi invierno
Alameda en otoño (1884), Vincent van Gogh |
Alamedas desnudas,
mi amor se vino al suelo.
Verdes vuelos, velados
por el leve amarillo
de la melancolía,
grandes hojas de luz,
días caídos
de un otoño abatido por el viento
¿Y me preguntas hoy por qué estoy triste?
De los álamos vengo.
(GONZÁLEZ, Ángel. El otoño y otras luces.
Barcelona: Tusquets, 2001, p. 15).
3 dic 2021
Cielo otoñal
También la nube que flotaen el cielo de otoño
se acaba quedando a solas.
(SANTÔKA, Taneda. Saborear el agua: 100 haikus de un monje zen. Madrid: Hiperión, 2004, p. 87).
24 nov 2021
Luna de otoño
Hojas cayendo por todas partes
a media noche
En el claro de luna de noviembre
Leaves falling everywhere
in the November
Midnight moonshine
(KEROUAC, Jack. Libro de haikus. Madrid: Bartleby, 2007, p. 200-201).
12 oct 2021
Amapolas en octubre
Ni siquiera las nubes soleadas pueden vestir esta mañana tales faldas.
Ni la mujer en la ambulancia
cuyo corazón rojo florece tan pasmosamente a través de su amigo…
Un obsequio, un regalo de amor
no pretendido en absolutopor un cielo
que pálida y flamantemente
enciende sus monóxidos de carbono, por ojos
inmóviles y abotargados bajo bombines
Dios mío, qué soy yo
para que estas bocas tardías alcen su voz
en un bosque de escarcha, en un alba de acianos.
(PLATH, Sylvia. Ariel. Madrid: Nórdica Libros, 2020, p. 31).
Ni la mujer en la ambulancia
cuyo corazón rojo florece tan pasmosamente a través de su amigo…
Un obsequio, un regalo de amor
no pretendido en absolutopor un cielo
que pálida y flamantemente
enciende sus monóxidos de carbono, por ojos
inmóviles y abotargados bajo bombines
Dios mío, qué soy yo
para que estas bocas tardías alcen su voz
en un bosque de escarcha, en un alba de acianos.
(PLATH, Sylvia. Ariel. Madrid: Nórdica Libros, 2020, p. 31).
2 oct 2021
18 nov 2020
23 ago 2020
Visita familiar
19 oct 2019
Paleta de colores
Aprovechemos el otoño
antes de que el invierno nos escombreenfrentemos a codazos en la franja del sol
y admiremos a los pájaros que emigran
ahora que calienta el corazón
aunque sea de a ratos y de a poco
pensemos y sintamos todavía
con el viejo cariño que nos queda
aunque sea de a ratos y de a poco
pensemos y sintamos todavía
con el viejo cariño que nos queda
aprovechemos el otoño
antes de que el futuro se congele
y no haya sitio para la belleza
porque el futuro se nos vuelve escarcha.
antes de que el futuro se congele
y no haya sitio para la belleza
porque el futuro se nos vuelve escarcha.
(Mario Benedetti)
3 oct 2019
30 sept 2019
Y aquí está el otoño...
Paisaje de otoño (1885), de Vincent van Gogh
|
El otoño se acerca con muy poco ruido:
apagadas cigarras, unos grillos apenas,
defienden el reducto
de un verano obstinado en perpetuarse,
cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.
Se diría que aquí no pasa nada,
pero un silencio súbito ilumina el prodigio:
ha pasado
un ángel
que se llamaba luz, o fuego, o vida.
Y lo perdimos para siempre.
apagadas cigarras, unos grillos apenas,
defienden el reducto
de un verano obstinado en perpetuarse,
cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.
Se diría que aquí no pasa nada,
pero un silencio súbito ilumina el prodigio:
ha pasado
un ángel
que se llamaba luz, o fuego, o vida.
Y lo perdimos para siempre.
Ángel González
30 nov 2018
Otoño de una guerra
«Antes que la nieve, y a traición, llegaba el
hielo. Cuando los días todavía eran largos, cuando el sol del mediodía aún
calentaba y bajábamos al río a jugar por las tardes, el aire se afilaba de
pronto y se volvía más limpio, y luego viento, un viento tan cruel y delicado
como si estuviera hecho de cristal, un cristal aéreo y transparente que bajaba
silbando de la sierra sin levantar el polvo de las calles.