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5 abr 2023

La experiencia de la lectura

«Es bueno que ciertas cosas, que ya no puedan transformarse en otras, consten, simplemente, sin lamentar los hechos ni tampoco juzgarlos. Fue así que comprendí claramente que yo nunca sería un verdadero lector. Cuando era niño se me antojaba que la lectura era una profesión que debía ser asumida más tarde, un día, cuando llegara el momento de las profesiones, una tras otra. A decir verdad, no tenía una idea precisa de cuándo podría ocurrir esto. Confiaba en que se advertiría cuano la vida, en cierto modo, cambiara repentinamente y sólo le viniera a uno de fuera, así como antes surgía de adentro.

8 jun 2022

Su belleza

Venus saliendo del baño (1822) de Raphaelle Peale
Venus saliendo del baño (1822), de Raphaelle Peale 
«Su belleza, por cierto, se encuentra aún en crecimiento, madame, decía y no era un simple cumplido».

 

(RILKE, Rainer Maria. Los cuadernos de Malte Laurids Brigge. Buenos Aires: Corregidor, 1977, p. 136).

16 nov 2021

Adviento

Detalles de Flores de Heliogábalo
Fragmento del cuadro 'Flores de Heliogábalo'
(1888), de Lawrence Alma-Tadema 
Tú no tienes que entender la vida;
entonces será como una fiesta.
Deja que los días te sucedan
lo mismo que a una niña que, andando,
deja que cada brisa,
le prodigue innumerables flores.
Reunir las flores y ahorrarlas
está lejos de su pensamiento.

Las suelta suave de los cabellos,
donde estuvieron con gusto presas,
y con los amables tiernos años
sus manos se tienden a otras nuevas.

 

(RILKE, Rainer Maria. Antología poética. 2ª ed. Madrid:  Espasa-Calpe, 1976, p. 39).

 

28 mar 2021

Canción


Secretos de amor (1896), dde William-Adolphe Bouguereau

Tú, a la que no declaro
las noches que paso en vela,
cuya esencia me fatiga
como el mecer de una cuna.

Tú, que tampoco me dices
si por mi son tus desvelos.
Mira, ¿y si sobrellevásemos
esta sed que es nuestro ornato
sin procurar apagarla?

Pues repara en los amantes,
aun no bien la confesión
inician, qué pronto mienten.

Tú llenas mi soledad.
Te imagino siempre nueva:
a ratos eres tú sola,
y a veces ese murmullo
o ese etéreo perfume.
A todas, ay, he perdido
entre mis brazos. Mas tú,
tú naces siempre de nuevo.
Porque nunca te retuve,
firmemente te conservo.


(RILKE, Rainer Maria. Antología poética. 2ª ed. Madrid: Espasa-Calpe, 1976, p. 179-180).