3 feb 2017

Pasos

   «Vivir es ir dando pequeños pasos en el sendero que conduce a la muerte. Aprendemos a caminar para avanzar a su encuentro. Eso convierte los días en una mágica aventura, porque es necesario desentrañar todos los frutos ofrecidos por la vida en el trecho que nos ha sido concedido».


(ÁLVAREZ, Blanca.  El puente de los cerezos. 3ª ed. Madrid: Anaya, 2006, p.78).

29 ene 2017

Itinerario


La invención de la abstracción (1912-13), de František Kupka
«Desde su aparición la modernidad no ha cesado de criticarse a sí misma. Pero la crítica del mundo moderno y sus horrores no me lleva a renegar de la democracia: a pesar de sus fallas, es uno de los pocos bienes verdaderos de la falaz civilización tecnológica. Los otros sistemas políticos están fundados en principios ajenos a los hombres: el Mandato del Cielo de los emperadores chinos, el Derecho Divino de los reyes absolutos, la voluntad de la historia y del proletariado de los líderes comunistas. La democracia funda al pueblo en nombre del pueblo: es la ley que los hombres se dan a sí mismos. No es un destino promulgado desde lo alto o desde un más allá de la historia; no es la ley dictada por la sangre o por los muertos; no es una fe ni nos propone un absoluto...

20 ene 2017

Verdad de razón y de vida


El cielo entreabierto nos devuelve la esperanza, de Joan Miró
«El drama de la Cultura Moderna ha sido la falta inicial de contacto entre la verdad de la razón y la vida. Porque toda vida es ante todo dispersión y confusión, y ante la verdad pura se siente humillada. Y toda verdad pura, racional y universal tiene que encantar a la vida; tiene que enamorarla. La vida rebelde y confusa ha pasado por la época del hechizo y para derrocarle, tiene que suceder el enamoramiento, que es también encanto, suspensión, pero algo más: sometimiento a un orden y más todavía: ser vencido sin rencor».


(ZAMBRANO, María. La confesión: género literario. 2ª ed. Madrid: Siruela, 2001, p. 17-18).

12 ene 2017

El sosiego de aquellos años


La siesta (1868)de Lawrence Alma-Tadema

   «Cuando considero esos años, creo encontrar en ellos la Edad de Oro. Todo era fácil; los esfuerzos de antaño se veían recompensados por una facilidad casi divina. Viajar era un juego: placer controlado, conocido, puesto hábilmente en acción. El trabajo incesante no era más que una forma de voluptuosidad. Mi vida, a la que todo llegaba tarde, el poder y aun la felicidad, adquiría un esplendor cenital, el brillo de las horas de la siesta en que todo se sume en una atmósfera de oro, los objetos de aposento y el cuerpo tendido a nuestro lado. La pasión colmada posee su inocencia, casi tan frágil como las otras: el resto de la belleza humana pasaba a ser un espectáculo, no era ya la presa que yo había perseguido como cazador.